En el camino hacia la descarbonización industrial y la climatización eficiente, las bombas de calor se posicionan como una tecnología clave. Sin embargo, para aprovechar todo su potencial, es indispensable comprender cómo se mide su rendimiento de manera precisa.
Para evaluar su eficacia, dos indicadores son fundamentales: el EER (Energy Efficiency Ratio) y el COP (Coefficient of Performance).
Aunque ambos miden la eficiencia, su aplicación y las condiciones bajo las cuales se calculan son distintas y no intercambiables.
En este artículo técnico, analizaremos en detalle estos dos conceptos, su método de cálculo según la normativa europea y su significado práctico en la selección de equipos.
1. EER (Energy Efficiency Ratio): Eficiencia en Modo Refrigeración
El EER es el indicador que mide la eficiencia de una bomba de calor cuando opera en modo refrigeración. Representa la relación entre la energía frigorífica que el equipo es capaz de entregar y la energía eléctrica que consume para lograrlo en un momento específico. Es, por tanto, un valor «instantáneo» o de «fotografía» del rendimiento.
La fórmula para su cálculo es la siguiente:
EER = Potencia Frigorífica Entregada (kW) / Consumo Eléctrico (kW)
Para que este valor sea comparable entre distintos equipos y fabricantes, su medición está estandarizada bajo la norma europea EN 14511. Esta norma establece unas condiciones de ensayo muy estrictas:
Es crucial entender por qué la humedad relativa es un factor determinante en el interior pero no en el exterior. En modo frío, la unidad interior actúa como evaporador, y su rendimiento se ve directamente afectado por la humedad del aire de retorno. En cambio, la unidad exterior funciona como condensador, cuyo rendimiento no depende de la humedad ambiental.
Un EER de 3,25, por ejemplo, significa que por cada 1 kWh de energía eléctrica final consumida de la red, la bomba de calor entrega 3,25 kWh de energía frigorífica útil.
2. COP (Coefficient of Performance): Eficiencia en Modo Calefacción
De forma análoga al EER, el COP mide la eficiencia del equipo, pero en este caso, en modo calefacción. Define la relación entre la potencia calorífica que la bomba de calor entrega y la energía eléctrica que consume para ello, también bajo condiciones específicas y estandarizadas.
La fórmula es conceptualmente idéntica:
COP = Potencia Calorífica Entregada (kW) / Consumo Eléctrico (kW)
Las condiciones de ensayo según la norma EN 14511 para el modo calefacción son diferentes a las de refrigeración:
En este modo, los roles de las unidades se invierten. La unidad interior actúa como condensador, por lo que la humedad relativa del aire interior no afecta a su rendimiento. Por el contrario, la unidad exterior se convierte en el evaporador, y su capacidad para extraer calor del aire exterior sí depende de la humedad y la temperatura, de ahí que se especifiquen ambas condiciones (bulbo seco y húmedo).
Un valor de COP de 3,21 indica que por cada 1 kWh de energía eléctrica final consumida, el equipo es capaz de aportar 3,21 kWh de energía calorífica útil al espacio a climatizar.
El Rol Fundamental de la Norma EN 14511
La importancia de la norma EN 14511 (y su transposición en España como UNE-EN 14511) no puede subestimarse. Esta normativa asegura que las mediciones de EER y COP se realicen en un laboratorio bajo condiciones controladas y replicables, manteniendo el equipo en funcionamiento durante un tiempo determinado. Esto garantiza que los valores declarados por los fabricantes sean fiables y comparables, permitiendo a ingenieros y técnicos tomar decisiones informadas basadas en datos homogéneos.
Es importante destacar que tanto el EER como el COP se refieren siempre al consumo de energía final, es decir, la energía eléctrica medida directamente en el cuadro eléctrico del equipo.
En resumen, el EER y el COP son los pilares para evaluar el rendimiento instantáneo de una bomba de calor. El EER se aplica exclusivamente al modo refrigeración, mientras que el COP se utiliza para el modo calefacción. Ambos indicadores demuestran la capacidad de estos sistemas para multiplicar la energía consumida, entregando más energía térmica (frigorífica o calorífica) que la eléctrica que demandan.
Comprender sus diferencias y la estricta normativa que rige su cálculo es esencial para cualquier profesional del sector HVAC que busque no solo cumplir, sino optimizar la eficiencia energética de sus proyectos. Estos valores son el punto de partida para análisis más complejos, como los rendimientos estacionales (SEER y SCOP), que evalúan el comportamiento del equipo a lo largo de toda una temporada de funcionamiento.
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